INVICTUS
(el poema que recitaba Madela durante su encierro de 27 años en la prisión)

En la noche que me envuelve,
Negra como un pozo insondable,
Doy gracias al Dios que fuere
Por mi alma inconquistable.
En las garras de la circunstancias
No he gemido, ni llorado.
Ante las puñaladas del azar
Si bien he sangrado, jamas me he postrado.
Más allá de este lugar de ira y llantos
Acecha la oscuridad con su horror
No ostante la amenaza de los años
Me halla y me hallará sin temor.
Ya no importa cuan recto haya sido el camino,
Ni cuántos castigos lleve a la espalda.
Soy el amo de mi destino:
Soy el capitán de mi alma.