“… me he dado cuenta de que un enanillo –más o menos arrogante, más o menos intrépido- vive en cada uno de nosotros… nadie se libra del enfrentamiento con esa fuerza que, constantemente y tenaz, quiere conducirnos a su mezquindad.
… Cada corazón, en su parte más secreta, … recuerda un lugar, un momento en que ha sido feliz y siente nostalgia de ese lugar, desea regresar allí.
-¿Cómo se llama ese lugar? ¿La tierra prometida?
-Tiene muchos nombres pero una sola esencia, la inocencia, el asombro, el ser puros de corazón.
-¿volver a ser niños?
-Volver a tener la mirada desprovista de malicia, de corrupción, esa mirada que ante cualquier acontecimiento, … ve la posibilidad de amar.
-¿Es muy difícil?
-Sí. Se necesita mucho tiempo para volver atrás… debes de tener cuidado, estar atento, porque el enanillo está siempre al acecho, no soporta que tú huyas del mundo minúsculo en el que quería encerrarte… Por eso conviene taparse los oídos … y continuar caminando hacia adelante.
-Pero ¿caminar en qué sentido?…
-En el sentido de VIVIR…
PARA SIEMPRE (Susana Tamaro)