El profeta Jonás, nos enseña en su relato bíblico una historia que se nos repite muchas veces a lo largo de nuestras vidas.

Jonás nos muestra la esencia del MIEDO. Siente que tiene una misión al sentirse elegido por Dios como profeta, pero él tiene miedo tanto al FRACASO como al ÉXITO. Jonás nos sitúa ante el autentico MIEDO, ese miedo que sólo tiene una cara: El miedo a VIVIR.

Si Jonás acepta ir a predicar a Nínive, es posible que sea rechazado por sus habitantes y padezca todo tipo de penalidades. Pero para él, todavía es peor pensar que puede tener éxito en su predicación y entonces ser reconocido como un profeta de Yahveh.

Ante esta disyuntiva Jonás emprende la huida, se monta en un barco que lo lleve lo más lejos posible de su misión… y entonces, es «tragado por una ballena». Donde permanece seguro, escondido, y con la excusa perfecta para no tener que realizar ningun trabajo… Jonás ha elegido la MUERTE en vida.

Pero dentro de la ballena, (acontecimiento que recogen muchos cuentos y leyendas y que hace referencia en realidad a estar pasando una profunda depresión) Jonás no es feliz, ve como su vida no tiene sentido y sólo da vueltas por los mares guiado por la ballena del miedo.

Jonás es sabio, fuerte, tenaz y recupera todos sus talentos para ser expulsado de las entrañas del monstruo (de la depresión) y hacer frente a su misión como profeta.

Cuando sentimos MIEDO AL FRACASO, pensamos que no vamos a ser capaces de alcanzar nuestas metas, y de esta manera renunciamos a poner «toda la carne en el asador», a luchar plenamente por nuestros sueños y vencer nuestra comodidad. Esto provoca nuestra parálisis y una inmensa indefensión.

Cuando sentimos MIEDO AL ÉXITO, pensamos que la responsabilidad que nos toca asumir es mayor de la que somos capaces de gestionar y entonces nuestra mente empieza a buscar argumentos limitadores, para evitar dar ese paso.

La historia de Jonás (El complejo de Jonás -se conoce en psicología-) nos ayuda en el Coaching Educativo y el Coaching Personal a ver los elementos que intervienen contra nuestro crecimiento personal, y como el miedo a nuestro propia grandeza, nos hace evadir nuestro destino, haciendo desaparecer por el camino todas nuestras ilusiones.

Pero lo cierto es que al igual que Jonás, después de un tiempo, ninguno de nuestros estudiantes, ni ninguno de nosotr@s deliberadamente se planea ser menos, de lo que se es capaz de ser, pues el resultado sería «ser tragados por una ballena» (depresión) y nuestra infelicidad nos alejaría de todo el potencial que tienen nuestras capacidades y talentos.